martes, 27 de diciembre de 2016

Ayacucho - Caucho Pampa 47Km





Ayacucho (2719) - Caucho Pampa (3450 m) 48 Km

Mi último trayecto motorizado resulto un tanto caótico. Cuando el autobús Huancayo Ayacucho circulaba por una de las altas laderas de los Andes con impresionantes vistas al río Mantaro que apenas parecía un hilito de agua, tuvimos que pararnos tres horas ya que un camión había chocado con una roca saliente del camino. este camino era a ratos de tierra, trocha como aquí dicen, y a ratos de asfalto. El camión estaba en una curva y apenas dejaba pasar a algunos coches, el resto de vehículos pesados quedaban bloqueados. Algún camión de menor tonelaje intento pasar con éxito y con las ruedas laterales asomando al terrible precipicio del desfiladero con caída al río Mantaro.

El autobús Huncayo Ayacucho quedó a la espera que se pudiera arreglar o apartar el camión. Después de tirar con unos cables con otro camión consiguieron arrimarlo un poco mas al lado de la carretera  que no daba al precipicio. Aun así insuficiente para que pasara un autobús o camión grande.






































Multitud de conductores de los diferentes vehículos que esperaban pasar de uno y otro lado intentaban ayudar  otros opinaban fervientemente. algunos mirábamos resignados y con curiosidad. Por la forma de actuar de la gente de allí, se veía que estaban acostumbrados a estas situaciones. Un padre con sus hijos dormitaba a la sombra bajo su camión. Si no se podía hacer nada, ¡para que alterarse!
Me dedique a observar el paisaje impresionante desde la carretera. El precipicio que asomaba desde allí con vistas al rió Mantaro era impresionante.


Después de tres horas y media. el autobús que hacia el camino inverso desde Ayacucho a Huancayo había llegado al otro lado del atasco. pero se quedo a unos 700 metros más abajo. en un lugar donde podía dar la vuelta.
El problema del bloqueo de los autobuses fue solucionado cambiando los pasajeros de un autobús a otro. Los que venían de Ayacucho cruzaron a pie los 700 metros desde su autobús a nuestro, pasando al lado del camión que bloqueaba el camino.
A nosotros, los pasajeros que viajábamos de Huancayo a Ayacucho, nos tocó bajar esos 700 metros cargados de nuestros bultos y maletas.
En un momento determinado todo el mundo se puso a acarrear su equipaje y echarse a andar camino abajo.
Yo estaba algo preocupado, puesto que llevaba una mochila mediana, otra pequeña y la supercaja con la bicicleta embalada. que ademas llevaba dentro las alforjas, herramientas, saco de dormir, tienda de campaña, aislante inflable y demás enseres. En total era una paquete de cartón lleno de bultos más la bicicleta. La caja tenia un asa a modo de correa de bolsa que atada al cuadro sobresalía por la parte de arriba y facilitaba su transporte para pequeños traslados; de un taxi a un hotel, de un hotel aun autobús. pero no estaba pensado para bajar 700 metros camino abajo. Iba a ser un esfuerzo tremendo bajar con la caja y mis mochilas, y me obligaría a descansar cada 30 o 40 metros.

De repente un hombre con pinta de agricultor cogió una carretilla que llevaba en el maletero del autobús y se ofreció a llevarme la caja junto a sus bultos que ya había montado en la carretilla. Fue mi salvación. Quise llevar la carretilla pero el declino la oferta. Sólo tuve que acarrear mis mochilas y sujetar la enorme caja que tendía a deslizarse a un lado y a otro.
Así bajar esos 700 metros hasta el autobús se hizo menos trabajoso.
Pensé que aquel hombre era uno de los dos hombres que pilotaban el autobús.
Luego cuando le vi sentado como uno más dentro del autocar, le dí de nuevo las gracias y le invite a una especie de fanta que venden por los Andes.
No le conocía de nada pero su ayuda fue muy importante. Detalles como este te hacen querer a la gente de allí. Mucha gente amable y agradable encontraría más adelante.




















































Cuando llegue a Ayacucho ya era casi de noche . Nada más llegar al hotel me dispuse a abrir la caja y montar la bicicleta. Multitud de abrazaderas tuve que quitar,  estas ayudaban a sujetar protectores de cambios,  ruedas, manillares, cuadro...
Luego a montar el manillar, pedales, portabultos trasero y delantero, inflar ruedas, organizar  las bolsas impermeables con los bultos a meter en ellas, organizar las alforjas traseras y delanteras, montar portabidones, sillín y montar la bolsa del manillar donde llevaba la réflex. En total unas dos horas, que se me hicieron pesadas, ya que el viaje había salido mas largo de lo normal.


Después montar a bicicleta salí a la noche de Ayacucho. Me sorprendió la cantidad de gente joven que andaban de marcha por las calles bulliciosas de esta población.
Cené y escribí a Marga y los chicos aprovechando el WF del restaurante. Luego me di un paseo por las calles hasta la Plaza de Armas. Destaca entre todos los edificios la Catedral de Ayacucho también llamada La Catedral Basílica Santa María, construida entre  1632 y  1672 con un frontal precioso con tres puertas de arco de medio punto. A esas horas, iluminada por una luz cálida, destacaba la Catedral en la abierta plaza de Armas.
Al otro lado de la plaza destaca el monumento a caballo y en negro sobre un gran pedestal en honor al mariscal don Antonio José de Sucre rodeado de los escudos de los países bolivarianos. Fue uno los principales lugartenientes de Simón Bolívar. Nacido en la actual Venezuela fue un luchador incansable por la independencia de hispanoamericana.
Destacan en Ayacucho   38 iglesias y conventos en muy buen estado . Entre éstas destacan, la Catedral, Santo Domingo, San Cristóbal, La Merced, Compañía de Jesús, San Francisco de Asís, Santa Clara y Santa Teresa, con diferentes estilos arquitectónicos y con hermosos altares y retablos con  madera tallada  y bañados en pan de oro.
Me retire a dormir, ya que al día siguiente empezaría mi periplo ciclista que ya no abandonaría hasta llegar a La Paz, capital de Bolivia.
























































A la mañana siguiente y después de desayunar partí con mi bicicleta. El hostelero me miraba alucinado al verme con la bici cargada con cuatro alforjas y demás equipaje en el portabultos trasero. Me lance calle abajo y me sentí un poco inseguro con aquel peso bajo mis piernas en una primera cuesta con gran pendiente y llena de coches. Hice algunas fotos más  otra vez en la Plaza de Armas, ahora de día.
Nada más salir de Ayacucho (2719 m) me confundí y cogí una carretera asfaltada que no era el camino a seguir. Ya que mis primeros Km debían ser por trocha o camino de tierra.
Todos los caminos lo había trazado antes en mi casa en google earth, para posteriormente de guardarlo como klm y pasarlo  a formato gpx con gpxbabel  e introducirlo luego en el GPS de mi bicicleta con Mapsource. Gracias a tener las rutas metidas en el GPS, cada vez que un camino se dividía en dos, no tenía duda de por cual tirar.
Puse el GPS y seguí la ruta prevista por un camino de tierra que salía de Ayacucho en las afueras.
El camino era maravilloso en un estupendo día soleado, en el invierno peruano, pero fuera de la época de lluvias.
A partir de Km 10 la pendiente empezó a aumentar. Sabía que los primeros Kilómetros eran de subida, pero estaba tan contento y con tantas ganas de pedalear que me pase los primeros 41 KM cantando y silbando en mi bicicleta.
En el Km 41 realice mi primera parada justo en el pueblo de Pumapuquio  con 3445m de altitud. Aproveché para comprar bebida y algo de comer en una casa que hacía las veces de tienda.
Dos mujeres mayores me atendieron y me interrogaron por mis intenciones, quedando apabulladas por mis intenciones de llegar a La Paz cruzando Los Andes. Nos reímos un buen rato y aproveche esta primera parada para hacernos unas fotos montando el trípode.
Pronto descubrí que en todo Perú y Bolivia no me iba a faltar comida ya que existen multitud de puestos de comida en cada pueblo o incluso entre ellos. Bueno en casi todo el recorrido menos en alguna zona que ya comentaré.

Reanudé mi recorrido, que se iba haciendo más duro conforme avanzaba. Después de todo mi bicicleta pesaba 46 kg con plena carga más mi propio peso, a lo que hay que añadir tres litros de liquido que siempre llevaba encima
 20 Km más tarde ya  había bajado hasta los 3200m para subir en sólo un km otra vez a los 3450. Llegue a Caucho Pampa, donde aproveche para cenar y de paso me quede a dormir en una casa del pueblo. Antes de llegar al pueblo propiamente dicho me encontré  unas casas a unos cuantos Km del pueblo, no recuerdo cuantos. Me baje y hablé con el único hombre que se dejó ver. Entablamos una conversación por llamarlo de alguna manera. Lo primero que me dijo entre otras cosas fue que si no tenia miedo de ir sólo, yo le dije que por supuesto que no.
Insistió y me pregunto si no temía que me abrieran las tripas cualquier maleante.
Le dije que en absoluto, que era lo que realmente sentía después de ya unos cuantos días manejándome por el Perú.
La de veces que he visto en otros países como algún nativo intimida a guiris solo con la palabra ,esta era una de ellas yo sabía que él estaba en su tierra sintiendose seguro y soltando palabras para probarme.
Después de un rato donde terminamos hablando de la crisis de  España, el hombre me presentó a su familia cuando una de sus hijas se le agarró a su pierna. Al rato apareció una una mujer joven con tres niños más . No puede evitar retratar a esta mujer con sus hijos pequeños justo delante de la fachada azul cobalto de su casa. La mujer llevaba un sombrero de tipo andino , que en España hubieramos definido de estilo cordobés.
Sus facciones curtidas pero suaves y agraciadas se prestaban para la foto. Primero me hice unas fotos con las niñas cuando estas estaban habituadas a mi cámara, posaron tranquilamente con su madre. Alguna de las pequeñas besaba a la mas pequeña en un a enternecedora escena.
Resulta que la familia del hombre que me hablaba de destripadores resulto ser un encanto, incluido él.
















































En un viaje como este uno va pasando pueblos, en esta zona no son muchos y se agradece cuando llegas a cualquiera.
El pueblo de Caucho Pampa estaba conmocionado por mi llagada. Los niños reían y andaban a mi alrededor mirando mi extraña bicicleta. Algunos lugareños que guardaban el ganado  a esas horas, miraban con curiosidad. Un par de adolescentes hijas del dueño de una especie de bar local  jugaron al voleybol conmigo durante largo rato mientras sus padres preparaban  la cena. Un matrimonio amable y acogedor. En ese  mismo establecimiento ,me proporcionaron una cama en un altillo de una de sus casas, rodeada de gallinas y alguna vaca.. Un colchón donde poner mi saco, suficiente para mi esa primera noche después de .un día intenso.

Mientras el calorcito de mi saco me adormilaba, pensaba como había disfrutado ese día. Había pedaleado por fin, pero también había conocido a multitud de gente.
 Me quedaban unos 12 km para coronar el primer  puerto de mi aventura andina.
En total unos 75 Km de puerto. Pronto la mentalidad se hace a esas ideas de pasar montañas "diferentes". Todo un día o dos para subir un súper puerto, y medio día maravilloso para bajar otro. Puertos algunos de hasta 89 Km, donde en su subida o bajada hay llanos de extensos Kilómetros y subidas y bajadas en el mismo puerto, como si fueran minipuertos dentro del gran monstruo. Hay también ríos y riachuelos, llamas, gran variedad de aves rapaces y  paisajes sobrecogedores.
Pero sobre todo hay aventura, aventura a a ritmo lento, sobre mi "caballo", mi montura. Donde uno para a comer, hablar o dormir, donde y cuando le place.




domingo, 13 de noviembre de 2016

Nevado de Huaytapallana, Huancayo



Tome mi avión de vuelta a las 8:20 de la mañana desde Iquitos con llegada a Lima a las 10
Una vez más contemplé el Amazonas. Ahora desde arriba igual que en la llegada. Dejaba atrás un maravilloso recorrido por esta indómita selva.

A las 13.30 partía el autobús que me llevaría a mi segunda gran aventura: Los Andes.

En concreto a la Población de Huancayo, donde pretendía hacer una pequeña adaptación  a la altura por el nevado de Huaytapallana 5557 m .
Este nevado era realmente extraordinario, al igual que sus lagunas y glaciares. Para mi era un punto obligado en mi viaje , al igual que el lago Titicaca, el salar de Uyuni, Machucpichu y el Amazonas. Me serviría ademas como parte de adaptación a la altura.

Como ya dije en mi entrada prologo:
En principio mi recorrido planificado iba ser íntegramente desde Lima a La Paz, pero el tiempo limitado a 32 días y una debida adaptación a la altura hizo que me replanteara el inicio de mi aventura antes de partir desde España y decidiera iniciar mi recorrido cicloturista desde la población andina de Ayacucho después de dos días en altura y algún trekking sobre los 5000 m. Independientemente de que utilizara 4 días para ver y disfrutar de la maravillosa selva amazónica, la partida desde Lima (a nivel del mar) en bicicleta hubiera supuesto que en dos días llegaría a un puerto de 4850 m y aunque no dudaba de mi capacidad, era mejor una progresión adecuada a la altura.










Así que en Lima tomé un autobús todavía con la bici empaquetada hasta la población andina de Huancayo situado a 3271 m. Allí realizaría un trekking moderado hasta los 5000 metros, bajaría de nuevo a Huancayo 3271 m y realizaría un trayecto más en atobus hasta Ayacucho 2700m. Desde aquí y con una altura asumible, empezaría mi recorrido ciclista hasta la Paz. Unos 1700 Km cruzando los Andes , los altiplanos, el lago Titicaca...

El billete a Huancayo lo había sacado por Internet desde España, y  la compañía La Cruz del Sur resultó ser muy cómoda. También es verdad que el billete era crucero suite. Ya tendría tiempo de ir a dos ruedas el resto del viaje.
Eran superautobuses de dos plantas con grandes butacones reclinables y WF.
Escogí la primera fila de la planta de arriba, ya que tenía unas vistas espectaculares.  Llegado el momento de cruzar el puerto de 4850 metros podría ver aquellas impresionantes montañas de manera privilegiada. El autobús salia a las 13:30 y llegaba a las 20:45 7:15H de duración)
Mientras llegaba me entretenía chateando con mi familia o escuchando música. Las butacas a su vez tenían su propia cadena musical con varios canales a elegir. Cuando uno esta en Perú o Bolivia debe acostumbrarse a escuchar mucha música autóctona. Sobre todo en plenos Andes. cualquier autobús , taxi o coche lleva este tipo de música. Casi siempre una solista que canta sus desventuras amorosas o existenciales. llegue a cogerle cariño a este tipo de cánticos. Pero aquí en el autobús moderno había todo tipo de música , incluida  extranjera.























































































El autobús pasaba también por Ticlio, el cruce ferroviario más alto del mundo 4818 m donde las montañas eran ya impresionantes. A pesar de que la noche se echaba rápidamente pude apreciar esas enormes elevaciones nevadas y múltiples lagunas que dormían a sus pies.
Que diferente de mi periplo amazonio.
Me alojé en un pequeño hotel cerca de la plaza de la Constitución.
en cuanto pude salí a cenar y pude apreciar el precioso estilo colonial de la plaza, con su coqueta Catedral de Huancayo.
Justo al lado de la la catedral quise informarme en unas agencias que había de la posibilidad de subir al Huaytapallana. me dijeron que mañana no era buen día ya que iba ha estar muy nublado y no tenían grupo.
esto no me desanimo de hecho yo tenia pensado realizar algún trekking por la laguna Lazuntay que había recorrido cientos de veces con google earth.
Así que a la mañana siguiente después de desayunar y de tirar unas cuantas fotos a los limpiabotas que realizaban su labor en la plaza de la constitución. cogí un taxi colectivo que me llevara a afueras de Huancayo en dirección a la trocha (camino de tierra) que llegaba hasta los pies de las principales lagunas.
Después del taxi colectivo apalabré un taxi corriente. En realidad un coche sin ningún distintivo que también se dedican a realizar viajes. Este me llevaria durante unos 32 Km hasta el santuario Virgen de las Nieves. Una pequeña caseta de madera con la Vírgen de las Nieves y varias ofrendas.
Antes de llegar hasta el lugar donde me dejaría el coche y empezaría mi trekking pudimos pasar por pequeños poblados. le hice parar unas cuantas veces al pobre taxista. era mi primer contacto con los Andes. Allí había mujeres sentadas a los lados del camino esperando seguramente algún taxi colectivo para bajar a Huancayo. Se estuvieron riendo de mi un buen rato cuando les tiré fotos y le dije los guapas que eran.
Retraté también a mi primera mujer andina con su hijo a la espalda y a los pequeños preparándose para ir al colegio con sus mochilas a la espalda.

Más adelante le hice para otra vez, esta vez la culpa la tenían las llamas. Estas eran llamas de verdad, luego descubrí las vicuñas alpacas y guanacos, todos pertenecientes a la familia de Camelidae.
Las llamas estaban solas en ese momento y sin dueño alguno. Aunque al lado había de varias cabañas perfectamente diseñadas y que pertenecían a los pastores.
tenía ganas de ver a estos animales en su ambiente natural.































































Cuando llegamos al pequeño santuario todavía me quedaban unos 50 minutos andando hasta la laguna Lazuntay. me despedí del taxista por unas horas.
Según me aventuraba por el camino a la laguna pude apreciar la belleza hipnotizante de esta montaña. A pesar de estar bastante nublado por arriba y a veces por abajo. De vez en cuando se dejaba ver. Asomando su blancura inmaculada.
Por el camino y llegando ya a la laguna Lazuntay me encontré con más llamas y una mujer que andaba en dirección contraria a mi con una niño y una niña,  dos perros y un caballo lanoso no muy grande, tipo asturcón.
Mas fotos y algo de conversación aunque la mujer no estaba por entretenerse mucho.
cuando llegue a la laguna Lazuntay (4500 m), esta no me decepcionó. En las fotos de Internet se veía bien y mas en google earth. Pero allí mismo parecía majestuosa. verde esmeralda imponente,  contrastaba con el blanco del glaciar que parecía precipitarse en esta.
anduve por sus orillas un buen rato, montado el trípode y quitándolo.
Luego me acerqué por la orilla izquierda hasta la caida del glaciar. me animé a subir este con precaución ya que no llevaba crampones. Algunos bloques de hielo desprendidos median más de dos metros de largo. Seguí subiendo, no con intención de subir el Huaytapallana que por arriba apenas tenia visibididad. Si no por el mero hecho de ver y tocar el glaciar.
ademas por donde iba, sólo podía llegar a la pared del glaciar.
Estuve tirando cientos de fotos de los contrastes azules y blancos que los glaciares hacen al recibir luz.  También observé pequeñas cascadas congeladas y estalagmitas de hielo.
Después de casi tres horas que me parecieron un suspiro decidí volver por el camino hasta el pequeño santuario. por el camino me encontré mas llamas, algunas con su lazo en la cabeza y cuidadas por un niño y una  niña de unos ocho años y otro de cinco con un perro que no se separaba de él.
los mayores andaban medio escondidos, pero el pequeño era más afable.
Me despedí de ellos y llegue al santuario. allí estaba todavía el taxista, pensé que se habría ido después de tanto tiempo. Estaba un poco enfadado por mi tardanza  aunque yo le había pagado bastante más de lo que hubiera ganado todo el día de taxista.



















































Hay que decir que el Huaytapallana tiene una veintena de lagunas, pero yo elegí esta por parecerme las mas bonita. Ya que el glaciar en esta zona se precipita en ella de manera majestuosa. Lazuntay proviene de dos vocablos quechua lazo, rostros y huntay, unidos. Significa ”rostros unidos”
La palabra Huaytapallana proviene del quechua Wanka: WAYTA, que significa, flor y Pallay, reco-ger algo:  lugar donde se va a recoger flores.

Esas tres horas fueron maravillosas, pegado a este monstruo blanco. Subí hasta los 5100 metros y no note la altitud en ese momento enredado en mis fotos y observaciones.
Era un buen trekking para mi adaptación a la altura que me esperaría en mi periplo ciclista.


Todavía tenía previsto un día más de adaptación. A la mañana siguiente cogí el autobús hasta Ayacucho 2746 metros . En dos días mi adaptación a la altura ya sería bastante adecuada teniendo en cuenta que además bajaba hasta los 2746 m.

Aunque no note en nada la altitud a nivel respiratorio y me moví con cierta celeridad por el nevado o quizá por ello. Cuando volví a la población de Huancayo 3271 m, estuve algo mareado durante dos horas debido a mi poca adaptación a la altura. Curiosamente los efectos moderados de mal de altura me  vinieron en Huancayo y no en el Huaytapallama. Después de todo el día anterior estaba en Lima a nivel del mar.. 
Salí del hotel y decidí dar un paseo suave. Al cabo de un rato se me pasaron las nauseas y empece a tener un hambre atroz. Así que me dí un gran homenaje comiendo de todo, empece con unos deliciosos helados callejeros y seguí con unos pequeños panecillos que se venden en todo Perú y  Bolivia y que están deliciosos. Más tarde  todavía tenia hueco para cenar tranquilamente.
Al día siguiente haría mi último trayecto sin bicicleta todavía hasta Ayacucho. Mi punto de partida  de mi periplo cicloturista desde Perú a Bolivia. 

Ayacucho sería mi punto de partida hasta La Paz. 1777 Km aproximadamente, con los que realicé en el Salar de Uyuni y desde Potosí a Sucre.