viernes, 25 de agosto de 2017

50 Km antes d Pucará a Puno:162Km



Esa mañana me levante bastante temprano. Entre otras cosas porque también me había recogido pronto en mi tienda ante la lluvia de ultima hora del día anterior .

Las gotas se habían transformado en pequeñas bolas de hielo pegadas en la tienda al bajar la temperatura por la noche.
Por otra parte, había sido una buena idea tapar el manillar y sillín con bolsas de plástico para que no se mojaran.
El día era radiante y luminoso a pesar de que el sol apenas asomaba y me sentía con fuerzas  para llegar hasta Puno en un día. Las ganas de ver el lago Titicaca y alguna de sus islas  me daban aún más fuerzas para llegar a mi destino. Ayudaba también que el altiplano a pesar de ser muy alto, bordeando siempre los 4000 metros, también era plano y cómodo para grandes distancias. A estas alturas de mi viaje estaba acostumbrado y adaptado a la hipoxia de las alturas.
Me tomé algunas galletas y bebí un zumo que tenía y me lance a pedalear sin descanso y bien abrigado, ya que a las seis de la mañana hacia bastante  frío.

Decidí pedalear sin pensar ni averiguar los kilómetros recorridos. Modifiqué mi cuerntakilometros para que sólo se mostraba a la velocidad a la que iba, no quería saber nada más. Con muchas ganas y sin descanso no paré ni a tirar fotos.


Mi primera tirada fue hasta Pucará (52 Km), que recorrí en unas dos horas a buen ritmo y animado por el frió que me hacía no parar. Aunque mi bici pesara bastante, anduve en todo momento entre los 23 a 32 Km hora. Iba como un tiro, silbando y cantando de alegría..
Al llegar a Pucará lo primero y mas característico es la Iglesia de Santa Isabel en la plaza del pueblo, adornada por detrás por la peña de San Jerónimo que es una montaña bastante vertical en roca. El templo es de estilo Barroco y fue construido (1767) por los Jesuitas a lado del museo lítico.
Estuve buscando lugares para comer y reponer fuerzas. Comí un arroz con pollo en un restaurante donde la gente local almorzaba en ese momento. Por menos de dos dolares en soles terminé bastante lleno.
Después continué mi camino sin apenas parar, a buen ritmo pero ya no tan vivo como al principio.
Cuatro horas después y cerca de Juliaca cruce el río Santa Lucía. Paré un momento a observar a la gente que en sus orillas lavaba la ropa o sus coches.
No era la primera vez que veía en las orillas de un río a gente lavando ropa. Era un espectáculo colorido , con las ropas extendidas para secarse y sus barreños de ropa.
Paralelo a puente de la carretera, se situaba otro paralelo de las vías de tren.

Un poco más tarde atravesé la población de Juliaca, cuya carretera principal estaba en obras, lo que me obligo a callejear por esta población hasta coger de nuevo la carretera.
Saliendo de Juliaca me encontraba bastante cansado, ya que apenas había aminorado la marcha ese día. No quería que se me echara la noche encima sin llegar a Puno.
El viento en contra era bastante fuerte nada más salir de Juliaca y llevaba en mis piernas casi 120 Km y me quedaban 42 Km.
Un abuelete en bicicleta recorrió conmigo 10 Km dirección Puno, esto hizo más ameno el trayecto.






























































Antes de afrontar los últimos 18 Km  con un pequeño pero empinado  puerto, hice una parada para hablar con dos niños que pastoreaban ovejas y tres llamas en pleno altiplano.
Allí estaban los niños de unos 9 o 10 años, llevando a beber al ganado a una pequeña charca. Las llamas eran enormes y sobrepasaban en altura a los niños notablemente. Pero los peques dominaban a las bestias con gran maestría. Todo esto lo observaba mientras disminuía el ritmo, fiel a mi viaje de ese día, sin pararme ni perder el tiempo en fotos.
50 metros después de dejar atrás a los niños, di la vuelta de inmediato. Cómo no iba a para para ver a estos "enormes" pastores. Me había obcecado tanto ese día en no parar, que había perdido la esencia de viajar en bicicleta, donde todo esta al alcance, ya que uno viaja lento y puede ver todo y parar donde quiera.
Me metí en un pequeño camino de tierra que llegaba hasta ellos. Allí la vegetación era la típica de la puna o altiplano con herbazales de montaña altos y pajizos y con montones de estos recogidos en forma piramidal.
Los niños se sorprendieron un poco al verme llegar en mi pedazo de bicicleta cargada de bultos enormes y coloridos. En cuanto les dije hola parece que se relajaron.
Me contaban que eran los encargados de llevar al ganado a pastorear y beber agua. Pensaba mientras me lo decían, que tenían un gran responsabilidad para ser tan pequeños, pero a su vez les hacía tener un gran compromiso y seriedad con su familia y su vida. Se me venía a la cabeza otros niños occidentales sin responsabilidades y viviendo sólo de disfrute.
Me siguieron contando que por la mañana iban a la escuela y por la tarde se encargaban del ganado.
Les tomé algunas fotos y cuando les indicaba alguna cosa para que no se dispersaran las llamas, estos tiraban de la correa o rienda con energía para dirigirlos y controlarlos con soberbia eficacia.
Tienen estos camélidos fama de bruscos y duros de pelar, pero estos niños lo eran más.
Les di unos cuantos chicles y me despedí de ellos admirado y complacido de haber parado a conversar.








































































Después de subir  una buena parte del puerto, a la izquierda de la carretera se veían zonas con entrantes de agua que aunque no pertenecían estrictamente al lago Titicaca, eran un anuncio de lo que venía. El paisaje aquí era maravilloso, casi mágico, ya que las nubes bien estructuradas daban un contrapunto perfecto a la linea del horizonte.
Descansé un poco y bebí agua aprovechando para tomar alguna foto. Pensaba en la diferencia tan grande que hay entre un cielo inocuo y otro con "techo". El hecho de que haya nubes reconstruye la escena, le da por así decirlo un marco al paisaje, la enriquece y la embellece, además el cielo parece más azul en contraste con las nubes blancas.


Me enfrenté a las últimas cuestas reventadoras, pero ya con la alegría de llegar al final del puerto. En realidad este consistía en una subida desde los 3850 metros a los 4050 m, pero casi todo lo mas duro de subir se concentraba en cuatro kilómetros y a esas alturas estaba muy cansado.
Cuando llegué arriba pude contemplar la enormidad del lago Titicaca . El lago tiene una altura promedio de 3812 m y una extensión de 8562 km cuadrados. 4772 km² corresponden a Perú y 3790 km² a Bolivia. Tiene  1125 km de costa; ​ su profundidad máxima es de unos 281 m y la profundidad media en 107 m. Es también el lago navegable más alto del mundo.

Desde la parte alta del pueblo se contemplaba este mar entre las cordilleras andinas. Allí en a su orilla, la bella Puno parecía pequeña.



Me deje deslizar sin apenas dar pedaladas los tres Km de bajada a Puno, disfrutando de ese final después de 162 Km.
Bajaba feliz, no sólo por haber llegado a Puno en el día, sino porque tenía pensado quedarme allí tres días para visitar las islas del lago Titicaca. Eso también significaba descanso y recuperación de mis palizas.
Estuve oteando el centro de Puno y me metí en un hotel que no me gusto mucho, así que salí de allí y me quede en otro bastante mejor. Después de mi esfuerzo quería algo mejor y mas cómodo.
Una vez instalado me duché y hable con Marga y los niños vía WF.

Baje a cenar algo por las calles bulliciosas de Puno y aproveche para contratar un crucerito  de dos días por las islas del lago Titicaca.
Visitaría las islas de Amantaní, Taquile y las maravillosas islas flotantes de los Uros, fabricadas con la planta acuática de  totora al igual que sus barcazas.

Salíamos al día siguiente temprano. Así que volví al hotel y preparé mis cosas para el pequeño viaje. Dejaría la bici en el hotel y la mayoría del equipaje. Sólo me llevaría una mochila mediana y mi cámara.
Esa noche me dormí pensando en las islas del lago Titicaca, apenas un inicio de pensamiento, porque a cabo de "un rato" el despertador del móvil sonó. Eran las 5 AM.

martes, 15 de agosto de 2017

Sicuani a 50 Km antes de Pucará:90 Km

De Sicuani (3554m) 32 Km hasta la estación de la Raya (4400m de altura) . Después de la Raya espectacular rebaño de alpacas pacos a las faldas de los nevados  Kunka y  Chimpulla (5400 m).  Luego recorrido por el altiplano o puna hasta 50 Km antes de la población de Pucará (3887m). 90 Km de recorrido ese día.





Desperté temprano y con ganas de pedalear. A partir de Sicuani el Altiplano se imponía en el recorrido. No era todo llano pero el perfil oscilaba entre unos 3200 metros de altura a 4000 casi siempre, a veces el rango era entre 3500 a 4000 incluso menos. Esto hacia los recorridos menos fatigosos, ya que no era igual que aquellos Andes donde bajabas a 1800 metros y luego subías a 4700m en unos continuos toboganes destrozadores sobre todo subiendo.
Pero antes de comenzar mi andadura me paré a las afueras del pueblo. Sucuani hervía de actividad en su merdado al aire libre.
No tuve más remedio que parar. Los mercados siempre me han fascinado, se puede encontrar uno con cosas increíbles y siempre está lo más autentico.
Suelen encontarse gente que viene de muy lejos a vender su mercancía.
Allí bien abrigadas con sus ponchos y polleras la mujeres trajinaban y vendían la mercancía. Algunas con puestos modestos, otras con más genero.
Algunos hombres también trabajaban en el mercado pero eran minoría. Niños de unos 12 años trabajamabn llevando mercancía de un lado a otro.

Recorrí el mercado e hice algunas fotos. A esas horas había menos risas y algunas mujeres se tapaban con la mano para no salir en ellas, aunque yo intentaba robar alguna.
Mejor me fue cuando puse el trípode y me hice algunos autoretratos en medio de la vorágine comercial. Ahí nadie se tapaba, de hecho en esas fotos todos observaban con curiosidad. Como si el hecho de que la cámara estuviera sola, dejara a esta desprovista de sus cualidades invasoras.
Un poco más allá un hombre rodaba enormes calabazas sobre la caja de un camión mientras que a final de esta otro las bajaba al suelo.
Puestos de zanahorias , patatas, calabazas,tomates,  cebollas y todo tipo de verduras se vendían allí.
Me fui de Sicuani encantado. No pensaba parar en este pueblo, pero mi excursión fallida del día anterior me llevó hasta aquí, y este pueblo me regaló su mercado.


Y como he dicho antes, el altiplano me esperaba para llevarme al Titicaca, el Lago navegable más alto del mundo.















El altiplano era maravilloso, siempre por encima de 3200 metros, casi siempre en 3700m, con paisajes de ensueño.
Aun así a 32 Km de Sicuani me esperaba un último escollo, pasar un puerto de  4400m , justo donde esta uno de los pasos de tren más altos, en la estación de La Raya. De hecho la carretera va muchas veces paralela a la vía de tren. Y en mi recorrido lo vi pasar con los nevados al fondo, en una estampa única.
Este paso se me hizo duro ya que era un recorrido con dientes de sierra, encontrándome en misma subida algunas  bajadas para luego volver a subir.
Después de unas horas de paliza y justo en una de esas zonas más altas  y nada mas pasar la raya  el paisaje me deparaba una gran sorpresa. A las faldas del nevado del Kunka y del Chimpulla (5400 m) y a las orillas de un pequeño riachuelo de aguas esmeraldas, cientos de alpacas pacos bebían y recorrían las praderas. parecían muñecos de peluche lanosos y suaves en tamaño grande, con esos ojos tan graciosos y esa cara tan guapa que tienen este tipo de alpacas. Los nevados del fondo realzaban la belleza del momento.
Entre estas había alguna llama que resaltaba sobre el resto del rebaño por su mayor tamaño y una cara con facciones menos suaves que las alpacas.
Había tenido oportunidad de ver a diferentes tipos de camélidos durante mi viaje.  y nunca me cansaba de observarlos.
Para los propios peruanos sería como ver ovejas, pero para mi eran unos animales maravillosos de los Andes.
Hice alguna grabación de video y tome mi ultima foto.

Seguí pedaleando en un recorrido mucho más llano por el maravilloso altiplano.
Cuando comento aquí mis paradas, no suelo mencionar el tiempo que estoy realizándolas, suelo perder la noción del tiempo y puede ser 10 minutos o dos horas.

Más a delante paré de nuevo para ver un rebaño mas pequeño de alpacas mezclado con ovejas. Estaba a las faldas del nevado Khunurama 5382 m. El rebaño pastaba al cuidado de una pastora y que iba acompañada de un pequeño de unos dos años.
Estos niños de los Andes se endurecen y fortalecen viviendo el pastoreo en familia en aquellas inmensas montañas y curtidos por el aire del altiplano.

Seguí pedaleando ya sin paradas y disfrutaba de aquel herbazal de alta montaña típico de la meseta altiplánica, la puna como le llaman aquí.
Aunque mi bici pesaba 45 kilos, iba con gran inercia en esta parte de grandes rectas.
Aquí no había casas al lado de la carretera, caminos de tierra salían de esta hacia la izquierda y derecha hasta montañas menores que se encontraban a entre 2 y 4 Kilómetros. En sus faldas se encontraban pequeñas casas que seguramente estaban menos expuestas al viento al abrigo de estas montañas.

En algún pueblo anterior había comprado comida y bebida para la cena. Esa noche cenaría en el altiplano. Y me apetecía disfrurtar de la tarde mientras lo hacía. Así que sobre las 5 de la tarde me decidí por un lugar para acampar.
A 300 metros de la carretera había un pequeño montículo de dos metros de altura y unos 10 de largo. detrás de ese montículo no se me veía desde la carretera y para el otro lado solo quedaban las montañas.
Me apetecía disfrutar de la puesta de sol mientras cenaba así que monté la tienda y metí los bultos dentro, alforjas, saco  y demás enseres.
Mientras haca esto observé como se avcercaba una nube negra que amenzaba llúvia.
Puse algunas bolsas de plástico cubriendo los manillares de espuma y el sillín para que no se empaparan.
 Mientras cenaba sentado en el suelo miraba como se acercaba la nube majestuosa a la espera de descargar su contenido en la hierba alta del altilplano.













Que feliz me sentía, La cordillera de los Andes tenia aqueñllos puertos enormes con sus subidas y bajadas llenos de sorpresas, pero el altiplano era  otra belleza diferente, mas calmosa en el paisaje y menos "agresivo".
Ademas pensaba en lo que ya había visto. Pensaba en el maravilloso ecosostema del río Amazonas, el Nevado de Huatapallama  y su glaciar a 5500 m y laguna lasuntay , en Machu pichu y sus ruinas incas ,Cuzco, y tantas otras poblaciones. Las gentes de los pueblos perdidos de los Andes. Aquellas niñas a 4500 metros...
Miles de recuerdos agradables mientras el sol se escondía y la nube avanzaba.

Comí algo de fruta para terminar mi cena y me meti en la tienda. Me
quedaba una bolsa grande de maíz inflado que por aquí venden en todos los lados, (como ya conté, no son maíz estallado como las palomitas, aquí el maíz esta completo pero gigante blando y delicioso.
Para mi eran hidratos para el cuerpo y combustible para circular.
Justo al momento de meterme en la tienda empezó a llover. Oia como las gotas chocaban con la lona exterior de la tienda.
Estaba tan a gusto!  Me metí en el saco hasta la cintura mientras comía el maíz inflado y seguía bebiendo una especie de fanta de dos litros que venden allí.
A estas alturas me entraba mejor cualquier bebida azucarada que el agua a secas y como de peso estaba quedándome en los huesos, no había problema de bebidas azucaradas.
Mientras  me iba amodorrando pensaba en que quizá podría intentar llegar mañana a Puno, la ciudad que estaba a orillas del majestuoso lago Titicaca. Allí tenía pensado ver las Islas de Totora de los Uros, y tambien visitar algunas islas grandes  como Taquile y Amantani.
Pero para llegar a Puno al día siguiente, tendría que recorrer los 160 Kilómetros que me quedaban. Estaba a 50 Km de la población de  Pucará más otros 110 hasta el centro de Puno.
Bueno estaba con ánimo y el altiplano hacia posible recorridos mas largos. Por lo menos lo intentaría y eso me haría recuperar un día en mi recorrido.
Y en esos pensamientos estaba cuando  caí en los brazos de Morfeo.