domingo, 18 de octubre de 2015

Lima




Salí de Madrid a las 00:35 del 3 de julio . noche en avión y llegada a lima a las 5:45 de la mañana. Sólo un día en Lima para volar con LAN Perú al día siguiente a Iquitos (Amazonas) a las 6:06 de la mañana con llegada a las 8 AM.


Los preparativos fueron grandes ya que debía empaquetar la bici entera en una caja especial para bicis, desmontando y desinflando las ruedas, quitando pedales, sillín y manillar. Total una caja inmensa que hay que pasar por el aeropuerto sin que nos cobren. Para ello hay que ajustarse a ciertos tamaños y detalles de la compañía con la que volemos. Ya hablaré de ello en un entrada aparte. El vuelo era directo a Lima, con lo que la bicicleta tenía mas oportunidades de llegar sana y salva, como así fue  La vuelta desde La Paz con dos escalas exponía a la bici a los grandes peligros de una caja «volando» por las terminales 6 veces en lugar de dos de la ida. Pero la vuelta no me importaba, se supone que el viaje había finalizado con éxito si había llegado hasta ahí. Y así fue aunque la bici llegó a Madrid con un gran abollón en la barra diagonal y principal del cuadro. Pero es lo que hay, no hay vuelos directos desde La Paz  Madrid.


Dado que quería vivir con intensidad mi periplo en bicicleta, sólo iba a estar en Lima un día, día que no iba a desperdiciar y lo dedicaría a vagar por la ciudad todo el tiempo. Aunque a la vuelta de Iquitos tendría medio día más para moverme por Lima. Me aloje en el hostal Miraflores que un amigo escalador me recomendó, ya que ellos estuvieron a gusto allí. En este hostal dejé la bici empaquetada en la supercaja durante mi periplo amazónico. Al llegar a las 5:45 de la mañana pude aprovechar todo el día en Lima. Desayuné en el hostal y me dispuse a recorrer el centro histórico.









El primer lugar que visité fue la Plaza de Armas o Plaza Mayor de Lima. En su perímetro se apuestan los edificios del Palacio de Gobierno del Perú, la Catedral de Lima, la Iglesia del Sagrario, el Palacio de la Unión, el Palacio Municipal y el Palacio Arzobispal de Lima. Nada más llegar a la plaza , me llamó la atención la cantidad de niños que había sentados en la escalinata de  la Catedral de estilo Renacentista. Al parecer pertenecían a un colegio y allí estaban con sus maestras, estuvimos hablando un rato e incluso nos hicimos unas fotos juntos. Ya en el centro de la plaza, una especie de parque con árboles y plantas variadas, algún transeúnte se me ofreció amablemente para tomarme una foto, al ver mis trabajosos intentos «autosuficientes»; montando mi cámara en cualquier banco con el temporizador  preparado.

El Palacio Arzobispal  lucía magnífico e imperial junto a la parroquia del sagrario, aunque con el plomizo día gris característico de lima. Ya me habían dicho que en Lima los días casi siempre eran nublados, y ese día el gris del cielo no acompañaba, dejando un decorado taciturno. Eso no parecía importar a los limeños que paseaban risueños de un lado para otro.


La iglesia del Sagrario, Catedral y Palacio Arzobispal contrastaban con el Ayuntamiento  y palacio municipal; unos preciosos edificios de fachada color albero y estilo colonial que tenían los mismos balcones en madera que el Palacio Arzobispal. El Ayuntamiento aloja también la galería de arte Pancho Fierrro galería de arte.


Anduve callejeando por las calles que daban a la parte de atrás del Palacio del Gobierno. Allí numerosos alumnos de un  colegio esperaban impacientes su momento para entrar. iban todos en chándal rojo, muy típico en estas tierras. Callejeando por la calle Jirón Lampa en dirección a la Iglesia de la Soledad, me encontré con un manifestación de trabajadores que entre otras cosas pedían un referéndum de la reforma constitucional. La policía acordonaba una calle y los manifestantes gritaban consignas por los altavoces. Algunos mayores apoyados en la pared observaban entretenidos la escena mientras comían  de unos platos con avidez. La gente a estas horas andaba ya  reponiendo fuerzas, ya fuera en puestos callejeros o en pequeños locales. Pasaban mujeres con sombreros y bolsas de la compra, ciclistas cargando dos  bombonas .

















































































Más tarde me entretuve por la zona de restaurantes y comercios cercanos a la plaza de Armas, comí tranquilamente en un restaurante donde aproveche el WiFi para escribir mis primeras palabras a la familia y enviar alguna foto. Mientras los dueños del restaurante al ver que era español amenizaron mi almuerzo con lo que para ellos era música española; un popurrí de Manolo Escobar, mecano, Rafael, alguna sevillana... en fin un cacao impresionante. lo pobres querían obsequiarme con música de mi tierra.

Al salir me topé con una tienda de telas y trajes de la preciada alpaca, animal que no me cansaría de ver en mi periplo peruanoboliviano por los Andes y altiplanos de estas increíbles tierras.



Volví al hotel Miraflores para preparar  la mochila  con la que me iba  al amazonas al día siguiente. Dejaría mi bicicleta y alforjas empaquetadas en el hostal.
Aproveche la tarde para comprar un batería de repuesto de mi cámara subacuática y de alpinismo. Una pequeña compacta que hace buenos servicios. Después de pasearme la zona comercial de Miraflores, me dirigí al Parque de Alfredo Salazar (héroe de aviación peruana). Este parque es una especie de  paseo comercial con diferentes escalinatas y alturas  con diferentes tiendas y bastante moderno.  Se asoma como un gran balcón comercial al Pacífico. Desde allí se ve la playa unos 80 metros más abajo. Ya que Lima esta como subida en un cerro, un poco más alto que la propia playa. Esto se aprovecha para construir, parques y carriles de footing o ciclismo que van como en un paso elevado.
Al día siguiente mi avión para Iquitos salía a las 6:05 de la mañana y me retiré a descansar. Una auténtica  aventura y experiencias maravillosas me esperaban en el Amazonas.  










                   


Capítulo XVII Libro Octavo: De las vacas y bueyes, y sus precios altos y bajos

 "Comentarios reales de los Incas"                                     El Inca Garcilaso de la Vega



    




Nunca leí nada igual; real, exótico, aventurero, poético. Que penurias y trabajos pasaron, que aventuras tan enormes y bien narradas, con que ojos vieron el nuevo mundo y les vieron a ellos (1532-1572). Para mi, El Inca Garcilaso pasa a ser el mejor escritor de la historia de la literatura española. 

El inca Garcilaso de la vega: Era hijo natural del conquistador español Sebastián Garcilaso de la Vega, de la nobleza extremeña, y de la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, sobrina de Huayna Cápac, emperador de Tahuantinsuyo, fue bautizado con los apellidos ilustres del mayor de sus tíos paternos y de otros antepasados que pertenecieron a la casa de Feria.
Recibió en Cuzco una esmerada educación al lado de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro, mestizos e ilegítimos como él, pero durante sus primeros años estuvo en estrecho contacto con su madre y con lo más selecto de la nobleza incaica. Accedió a la instrucción de los amautas o sabios incas versados en la mitología y cultura incas.

Su obra cumbre : "Los comentarios reales", es la más famosa y en ella El Inca Garcilaso recoge las historia de la cultura inca.


domingo, 23 de agosto de 2015

Un sueño




"El último pueblo había quedado atrás 30 Km antes. Sólo algunas llamas miraban de reojo al escuchar mi resuello mientras me peleaba con el camino. Me había quedado sin agua y sin comida a 4200 metros y sin poblaciones por delante a corto plazo. Una modesta casa de adobe humeaba al doblar la curva, quizá mi última oportunidad de conseguir agua y comida en la cordillera de Andahuaylas. En la puerta, dos niñas casi idénticas de unos 4 años, jugaban sentadas. Caras curtidas y quemadas por el sol, la altura y el frío seco de los Andes peruanos. 
- Hola
Por respuesta sonrisas y miradas cómplices.
¿Están vuestros padres?
- Ji jiji! Las niñas miraban asombradas mi enorme montura a pedales con grandes alforjas rojas.
Más risas angelicales y una vergüenza picarona en su expresión.
Saqué mi cámara y disparé una vez más, había disparado cientos de fotos en mis 32 días de periplo Peruano-Boliviano. 
Su abuela salió y me invitó a pasar a su modesta vivienda, una sopa de verduras de caldero de leña y pan recién hecho eran una bendición para reponer fuerzas y seguir mi camino hacia el lago Titicaca. Agradecido enormemente, quise pagar por la hospitalidad, pero la mujer negó con la cabeza y me despidió con una sonrisa"


Agradecimientos infinitos y todo mi cariño a mi familia  que me permitió este sueño cumplido. Cuantas veces lo soñé pensando que nunca lo haría. 

Ya con 49 años entonces, pensé que esta aventura quedaría en un un mero sueño. Pero gracias a la comprensión y paciencia de Marga, mi mujer, pude vivir algo extraordinario.
¡Gracias Marga! y  gracias a mis tres hijos Miguel, Pablo y Hugo.































En el verano de 2013 realicé uno de mis sueños más anhelados; un gran recorrido cicloturista por los Andes peruanos y bolivianos. 
Puertos de 80 kilómetros a 4500 m de altura donde uno estaba todo el día peleandose con el monstruo que no siempre era coronado antes de anochecer. Al día siguiente venía la bendición de una bajada de medio día. Recorridos de  pueblos y gentes maravillosas que cultivaban sus tierras, pastoreaban su ganado y pescaban en esos enormes ríos. Un recorrido donde el 50% lo realice sobre trocha, (como llaman allí a los caminos de tierra) y el otro 50% lo terminé casi todo sobre pista (como llaman allí al asfalto) 

En principio mi recorrido planificado iba ser desde Lima a La Paz pero el tiempo limitado a 32 días y una debida adaptación a la altura hizo que me replanteara el inicio de mi aventura antes de partir desde España y decidiera iniciar mi recorrido cicloturista desde la población andina de Ayacucho después de dos días en altura y algún trekking sobre los 5000 m. Independientemente de que utilizara 4 días para ver y disfrutar de la maravillosa selva amazónica, la partida desde Lima (a nivel del mar) en bicicleta hubiera supuesto que en dos días llegaría a un puerto de 4850 m y aunque no dudaba de mi capacidad, era mejor una progresión adecuada a la altura.

Así que en Lima tomé un autobús todavía con la bici empaquetada hasta la población andina de Huancayo situado a 3271 m.
Desde allí visité la laguna Lazuntay 4500 m  donde desemboca uno de los glaciares del nevado de Huaytapallana 5557 . Anduve (literalmente a pie) en un trekking en el  día, llegando hasta  los 5100 metros donde permanecí unas tres horas.
Volví a Huancayo donde estuve algo mareado durante dos horas debido a mi poca adaptación a la altura. Curiosamente los efectos moderados de mal de altura me  vinieron en Huancayo y no en el Huaytapallama. Después de todo el día anterior estaba en Lima a nivel del mar.. 
Todavía tenía previsto un día más de adaptación. A la mañana siguiente cogí el autobús hasta Ayacucho 2746 metros . En dos días mi adaptación a la altura ya sería bastante adecuada teniendo en cuenta que además bajaba hasta los 2746 m.
Ayacucho sería mi punto de partida hasta La Paz. 1777 Km aproximadamente, con los que realice en el Salar de Uyuni y desde Potosí a Sucre. 

Un recorrido que me llevo desde Ayacucho a Cusco, de Cusco  Puno, de Puno a Copacabana, de Copacabana a  La Paz.... 

Atravesé la cordillera de andahuaylas, llegue a Cuzco  donde visite Machupichu y de Machupichu a Puno ya en el lago Titicaca. 
En el lago Titicaca realicé una visita de dos días  a tres de sus  islas:  conocí la isla de los Uros hecha de totora y monté en sus maravillosas barcas del mismo material.  Dormí en Amantani acogido por una familia nativa y terminé visitando la preciosa isla de Taquile. 
En Bolivia baje por la carretera de la muerte y pedaleé por el extraordinario y bellísimo desierto de sal de Uyuni. 



































































En mi recorrido cicloturista o mejor dicho magicociclista, empece durmiendo en hoteles los primeros días. Pero pronto aprecie la maravilla de  dormir acampado, Al final casi todos los días terminé durmiendo en  mi tienda de campaña bajo las estrellas. 

Compartí pan y conversaciones con agricultores de los Andes. Comí pescado recién capturado de aquellos verdísimos y grandes ríos. Compartí mesa y palabras con pastores y pastoras de Llamas.
Sufrí agradablemente en aquellas montañas, lagos, glaciares. Sin prisa tenía todo el día para rodar. 
Levantándome a las 6 de la mañana casi siempre empezaba con una buena tirada de 50 kilómetros y después de sucesivos almuerzos y cientos de fotos y conversaciones, paradas y visiones increíbles alternaba tramos de 20  o 30 km, a  veces completaba 100 y otras veces 160. Algún día hice una etapa de 200 Km en el altiplano. Tenía todo el día para mi, 24 horas a mi disposición, para comer en cualquier pueblo, ladera o río. 
Cantando iba todo el día, es una costumbre mía, voy cantando a grito pelaoo de felicidad y silbando como un pastor trastornado.

Me encontré con otros cicloturistas de largo recorrido; una pareja de  japoneses que llevaban 7 años en un viaje apasionante y sin fin de de Ushuaia a Alaska. Tres jóvenes franceses, camarero, licenciado aeronáutico  un estudiante de no se que). Dos chavales argentinos que me invitaron a comer en medio del altiplano Peruano de los que recuerdo una sobremesa autenticamente divertida  Holandeses que llevaban 2 años cruzando toda latinoamérica hasta USA.  También me crucé con  dos viajeros solitarios como yo, curiosamente las dos mujeres, una Austriaca y una francesa medio periodista medio huida de un desaire de amoroso. Un Belga jubilado de 42 años y su novia al que se les había unido un Estadounidense de 19. Un empresario australiano al que esperaría toda su familia en Santiago de Chile para Navidades. Este viajaba con una estadounidense que había perdido a su marido tiempo atrás.. Miles de historias alucinantes. Todas de largo recorrido comparadas con mi modesta incursión de un mes, pero para mi como si fueran mil años de sensaciones.

Comí , hablé, respiré, contemplé, me emocioné.  Sentí, sentí, sentí. Sentí como nunca que estaba vivo.














































































El inca Garcilaso de la vega: Era hijo natural del conquistador español Sebastián Garcilaso de la Vega, de la nobleza extremeña, y de la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, sobrina de Huayna Cápac, emperador de Tahuantinsuyo, fue bautizado con los apellidos ilustres del mayor de sus tíos paternos y de otros antepasados que pertenecieron a la casa de Feria.
Recibió en Cuzco una esmerada educación al lado de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro, mestizos e ilegítimos como él, pero durante sus primeros años estuvo en estrecho contacto con su madre y con lo más selecto de la nobleza incaica. Accedió a la instrucción de los amautas o sabios incas versados en la mitología y cultura incas.

Su obra cumbre : "Los comentarios reales", es la más famosa y en ella El Inca Garcilaso recoge las historia de la cultura inca.





Nunca leí nada igual; real, exótico, aventurero, poético. Que penurias y trabajos pasaron, que aventuras tan enormes y bien narradas, con que ojos vieron el nuevo mundo y les vieron a ellos (1532-1572). Para mi, El Inca Garcilaso pasa a ser el mejor escritor de la historia de la literatura española. 


Mi sueño era anterior a la lectura de «la florida del Inca»,   los «Comentarios reales de los Incas» y «La conquista del Perú» (segunda parte de los comentarios). Libros escritos por Garcilaso el inca. 
Después de leer los tres libros con avidez, quise recorrer aquellas tierras a lomos de mi caballo metálico con alforjas , a la misma velocidad que aquellos aventureros, parándome a dormir donde se terciare. 
Gracias al inca Garcilaso uno aprende a amar  más aun a los indios nativos así como a sus conquistadores. Conquistadores que mezclaron su sangre con aquellos indígenas. 
Hoy, cuando vives y respiras aquellas tierras, puedes comprobar que siguen allí aquellos oriundos, con sus rasgos característicos muchos de ellos, en cualquier pueblo de los Andes o la selva amazónica.

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