Salí de Madrid a las 00:35 del 3 de julio . noche en avión y llegada a lima a las 5:45 de la mañana. Sólo un día en Lima para volar con LAN Perú al día siguiente a Iquitos (Amazonas) a las 6:06 de la mañana con llegada a las 8 AM.
Los preparativos fueron grandes ya que debía empaquetar la bici entera en una caja especial para bicis, desmontando y desinflando las ruedas, quitando pedales, sillín y manillar. Total una caja inmensa que hay que pasar por el aeropuerto sin que nos cobren. Para ello hay que ajustarse a ciertos tamaños y detalles de la compañía con la que volemos. Ya hablaré de ello en un entrada aparte. El vuelo era directo a Lima, con lo que la bicicleta tenía mas oportunidades de llegar sana y salva, como así fue La vuelta desde La Paz con dos escalas exponía a la bici a los grandes peligros de una caja «volando» por las terminales 6 veces en lugar de dos de la ida. Pero la vuelta no me importaba, se supone que el viaje había finalizado con éxito si había llegado hasta ahí. Y así fue aunque la bici llegó a Madrid con un gran abollón en la barra diagonal y principal del cuadro. Pero es lo que hay, no hay vuelos directos desde La Paz Madrid.
Dado que quería vivir con intensidad mi periplo en bicicleta, sólo iba a estar en Lima un día, día que no iba a desperdiciar y lo dedicaría a vagar por la ciudad todo el tiempo. Aunque a la vuelta de Iquitos tendría medio día más para moverme por Lima. Me aloje en el hostal Miraflores que un amigo escalador me recomendó, ya que ellos estuvieron a gusto allí. En este hostal dejé la bici empaquetada en la supercaja durante mi periplo amazónico. Al llegar a las 5:45 de la mañana pude aprovechar todo el día en Lima. Desayuné en el hostal y me dispuse a recorrer el centro histórico.
El primer lugar que visité fue la Plaza de Armas o Plaza Mayor de Lima. En su perímetro se apuestan los edificios del Palacio de Gobierno del Perú, la Catedral de Lima, la Iglesia del Sagrario, el Palacio de la Unión, el Palacio Municipal y el Palacio Arzobispal de Lima. Nada más llegar a la plaza , me llamó la atención la cantidad de niños que había sentados en la escalinata de la Catedral de estilo Renacentista. Al parecer pertenecían a un colegio y allí estaban con sus maestras, estuvimos hablando un rato e incluso nos hicimos unas fotos juntos. Ya en el centro de la plaza, una especie de parque con árboles y plantas variadas, algún transeúnte se me ofreció amablemente para tomarme una foto, al ver mis trabajosos intentos «autosuficientes»; montando mi cámara en cualquier banco con el temporizador preparado.
El Palacio Arzobispal lucía magnífico e imperial junto a la parroquia del sagrario, aunque con el plomizo día gris característico de lima. Ya me habían dicho que en Lima los días casi siempre eran nublados, y ese día el gris del cielo no acompañaba, dejando un decorado taciturno. Eso no parecía importar a los limeños que paseaban risueños de un lado para otro.
La iglesia del Sagrario, Catedral y Palacio Arzobispal contrastaban con el Ayuntamiento y palacio municipal; unos preciosos edificios de fachada color albero y estilo colonial que tenían los mismos balcones en madera que el Palacio Arzobispal. El Ayuntamiento aloja también la galería de arte Pancho Fierrro galería de arte.
Anduve callejeando por las calles que daban a la parte de atrás del Palacio del Gobierno. Allí numerosos alumnos de un colegio esperaban impacientes su momento para entrar. iban todos en chándal rojo, muy típico en estas tierras. Callejeando por la calle Jirón Lampa en dirección a la Iglesia de la Soledad, me encontré con un manifestación de trabajadores que entre otras cosas pedían un referéndum de la reforma constitucional. La policía acordonaba una calle y los manifestantes gritaban consignas por los altavoces. Algunos mayores apoyados en la pared observaban entretenidos la escena mientras comían de unos platos con avidez. La gente a estas horas andaba ya reponiendo fuerzas, ya fuera en puestos callejeros o en pequeños locales. Pasaban mujeres con sombreros y bolsas de la compra, ciclistas cargando dos bombonas .
Al salir me topé con una tienda de telas y trajes de la preciada alpaca, animal que no me cansaría de ver en mi periplo peruanoboliviano por los Andes y altiplanos de estas increíbles tierras.
Volví al hotel Miraflores para preparar la mochila con la que me iba al amazonas al día siguiente. Dejaría mi bicicleta y alforjas empaquetadas en el hostal.
Aproveche la tarde para comprar un batería de repuesto de mi cámara subacuática y de alpinismo. Una pequeña compacta que hace buenos servicios. Después de pasearme la zona comercial de Miraflores, me dirigí al Parque de Alfredo Salazar (héroe de aviación peruana). Este parque es una especie de paseo comercial con diferentes escalinatas y alturas con diferentes tiendas y bastante moderno. Se asoma como un gran balcón comercial al Pacífico. Desde allí se ve la playa unos 80 metros más abajo. Ya que Lima esta como subida en un cerro, un poco más alto que la propia playa. Esto se aprovecha para construir, parques y carriles de footing o ciclismo que van como en un paso elevado.
Al día siguiente mi avión para Iquitos salía a las 6:05 de la mañana y me retiré a descansar. Una auténtica aventura y experiencias maravillosas me esperaban en el Amazonas.
Capítulo XVII Libro Octavo: De las vacas y bueyes, y sus precios altos y bajos
Nunca leí nada igual; real, exótico, aventurero, poético. Que penurias y trabajos pasaron, que aventuras tan enormes y bien narradas, con que ojos vieron el nuevo mundo y les vieron a ellos (1532-1572). Para mi, El Inca Garcilaso pasa a ser el mejor escritor de la historia de la literatura española.
El inca Garcilaso de la vega: Era hijo natural del conquistador español Sebastián Garcilaso de la Vega, de la nobleza extremeña, y de la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, sobrina de Huayna Cápac, emperador de Tahuantinsuyo, fue bautizado con los apellidos ilustres del mayor de sus tíos paternos y de otros antepasados que pertenecieron a la casa de Feria.
Recibió en Cuzco una esmerada educación al lado de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro, mestizos e ilegítimos como él, pero durante sus primeros años estuvo en estrecho contacto con su madre y con lo más selecto de la nobleza incaica. Accedió a la instrucción de los amautas o sabios incas versados en la mitología y cultura incas.
Su obra cumbre : "Los comentarios reales", es la más famosa y en ella El Inca Garcilaso recoge las historia de la cultura inca.
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