domingo, 23 de agosto de 2015

Un sueño




"El último pueblo había quedado atrás 30 Km antes. Sólo algunas llamas miraban de reojo al escuchar mi resuello mientras me peleaba con el camino. Me había quedado sin agua y sin comida a 4200 metros y sin poblaciones por delante a corto plazo. Una modesta casa de adobe humeaba al doblar la curva, quizá mi última oportunidad de conseguir agua y comida en la cordillera de Andahuaylas. En la puerta, dos niñas casi idénticas de unos 4 años, jugaban sentadas. Caras curtidas y quemadas por el sol, la altura y el frío seco de los Andes peruanos. 
- Hola
Por respuesta sonrisas y miradas cómplices.
¿Están vuestros padres?
- Ji jiji! Las niñas miraban asombradas mi enorme montura a pedales con grandes alforjas rojas.
Más risas angelicales y una vergüenza picarona en su expresión.
Saqué mi cámara y disparé una vez más, había disparado cientos de fotos en mis 32 días de periplo Peruano-Boliviano. 
Su abuela salió y me invitó a pasar a su modesta vivienda, una sopa de verduras de caldero de leña y pan recién hecho eran una bendición para reponer fuerzas y seguir mi camino hacia el lago Titicaca. Agradecido enormemente, quise pagar por la hospitalidad, pero la mujer negó con la cabeza y me despidió con una sonrisa"


Agradecimientos infinitos y todo mi cariño a mi familia  que me permitió este sueño cumplido. Cuantas veces lo soñé pensando que nunca lo haría. 

Ya con 49 años entonces, pensé que esta aventura quedaría en un un mero sueño. Pero gracias a la comprensión y paciencia de Marga, mi mujer, pude vivir algo extraordinario.
¡Gracias Marga! y  gracias a mis tres hijos Miguel, Pablo y Hugo.































En el verano de 2013 realicé uno de mis sueños más anhelados; un gran recorrido cicloturista por los Andes peruanos y bolivianos. 
Puertos de 80 kilómetros a 4500 m de altura donde uno estaba todo el día peleandose con el monstruo que no siempre era coronado antes de anochecer. Al día siguiente venía la bendición de una bajada de medio día. Recorridos de  pueblos y gentes maravillosas que cultivaban sus tierras, pastoreaban su ganado y pescaban en esos enormes ríos. Un recorrido donde el 50% lo realice sobre trocha, (como llaman allí a los caminos de tierra) y el otro 50% lo terminé casi todo sobre pista (como llaman allí al asfalto) 

En principio mi recorrido planificado iba ser desde Lima a La Paz pero el tiempo limitado a 32 días y una debida adaptación a la altura hizo que me replanteara el inicio de mi aventura antes de partir desde España y decidiera iniciar mi recorrido cicloturista desde la población andina de Ayacucho después de dos días en altura y algún trekking sobre los 5000 m. Independientemente de que utilizara 4 días para ver y disfrutar de la maravillosa selva amazónica, la partida desde Lima (a nivel del mar) en bicicleta hubiera supuesto que en dos días llegaría a un puerto de 4850 m y aunque no dudaba de mi capacidad, era mejor una progresión adecuada a la altura.

Así que en Lima tomé un autobús todavía con la bici empaquetada hasta la población andina de Huancayo situado a 3271 m.
Desde allí visité la laguna Lazuntay 4500 m  donde desemboca uno de los glaciares del nevado de Huaytapallana 5557 . Anduve (literalmente a pie) en un trekking en el  día, llegando hasta  los 5100 metros donde permanecí unas tres horas.
Volví a Huancayo donde estuve algo mareado durante dos horas debido a mi poca adaptación a la altura. Curiosamente los efectos moderados de mal de altura me  vinieron en Huancayo y no en el Huaytapallama. Después de todo el día anterior estaba en Lima a nivel del mar.. 
Todavía tenía previsto un día más de adaptación. A la mañana siguiente cogí el autobús hasta Ayacucho 2746 metros . En dos días mi adaptación a la altura ya sería bastante adecuada teniendo en cuenta que además bajaba hasta los 2746 m.
Ayacucho sería mi punto de partida hasta La Paz. 1777 Km aproximadamente, con los que realice en el Salar de Uyuni y desde Potosí a Sucre. 

Un recorrido que me llevo desde Ayacucho a Cusco, de Cusco  Puno, de Puno a Copacabana, de Copacabana a  La Paz.... 

Atravesé la cordillera de andahuaylas, llegue a Cuzco  donde visite Machupichu y de Machupichu a Puno ya en el lago Titicaca. 
En el lago Titicaca realicé una visita de dos días  a tres de sus  islas:  conocí la isla de los Uros hecha de totora y monté en sus maravillosas barcas del mismo material.  Dormí en Amantani acogido por una familia nativa y terminé visitando la preciosa isla de Taquile. 
En Bolivia baje por la carretera de la muerte y pedaleé por el extraordinario y bellísimo desierto de sal de Uyuni. 



































































En mi recorrido cicloturista o mejor dicho magicociclista, empece durmiendo en hoteles los primeros días. Pero pronto aprecie la maravilla de  dormir acampado, Al final casi todos los días terminé durmiendo en  mi tienda de campaña bajo las estrellas. 

Compartí pan y conversaciones con agricultores de los Andes. Comí pescado recién capturado de aquellos verdísimos y grandes ríos. Compartí mesa y palabras con pastores y pastoras de Llamas.
Sufrí agradablemente en aquellas montañas, lagos, glaciares. Sin prisa tenía todo el día para rodar. 
Levantándome a las 6 de la mañana casi siempre empezaba con una buena tirada de 50 kilómetros y después de sucesivos almuerzos y cientos de fotos y conversaciones, paradas y visiones increíbles alternaba tramos de 20  o 30 km, a  veces completaba 100 y otras veces 160. Algún día hice una etapa de 200 Km en el altiplano. Tenía todo el día para mi, 24 horas a mi disposición, para comer en cualquier pueblo, ladera o río. 
Cantando iba todo el día, es una costumbre mía, voy cantando a grito pelaoo de felicidad y silbando como un pastor trastornado.

Me encontré con otros cicloturistas de largo recorrido; una pareja de  japoneses que llevaban 7 años en un viaje apasionante y sin fin de de Ushuaia a Alaska. Tres jóvenes franceses, camarero, licenciado aeronáutico  un estudiante de no se que). Dos chavales argentinos que me invitaron a comer en medio del altiplano Peruano de los que recuerdo una sobremesa autenticamente divertida  Holandeses que llevaban 2 años cruzando toda latinoamérica hasta USA.  También me crucé con  dos viajeros solitarios como yo, curiosamente las dos mujeres, una Austriaca y una francesa medio periodista medio huida de un desaire de amoroso. Un Belga jubilado de 42 años y su novia al que se les había unido un Estadounidense de 19. Un empresario australiano al que esperaría toda su familia en Santiago de Chile para Navidades. Este viajaba con una estadounidense que había perdido a su marido tiempo atrás.. Miles de historias alucinantes. Todas de largo recorrido comparadas con mi modesta incursión de un mes, pero para mi como si fueran mil años de sensaciones.

Comí , hablé, respiré, contemplé, me emocioné.  Sentí, sentí, sentí. Sentí como nunca que estaba vivo.














































































El inca Garcilaso de la vega: Era hijo natural del conquistador español Sebastián Garcilaso de la Vega, de la nobleza extremeña, y de la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, sobrina de Huayna Cápac, emperador de Tahuantinsuyo, fue bautizado con los apellidos ilustres del mayor de sus tíos paternos y de otros antepasados que pertenecieron a la casa de Feria.
Recibió en Cuzco una esmerada educación al lado de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro, mestizos e ilegítimos como él, pero durante sus primeros años estuvo en estrecho contacto con su madre y con lo más selecto de la nobleza incaica. Accedió a la instrucción de los amautas o sabios incas versados en la mitología y cultura incas.

Su obra cumbre : "Los comentarios reales", es la más famosa y en ella El Inca Garcilaso recoge las historia de la cultura inca.





Nunca leí nada igual; real, exótico, aventurero, poético. Que penurias y trabajos pasaron, que aventuras tan enormes y bien narradas, con que ojos vieron el nuevo mundo y les vieron a ellos (1532-1572). Para mi, El Inca Garcilaso pasa a ser el mejor escritor de la historia de la literatura española. 


Mi sueño era anterior a la lectura de «la florida del Inca»,   los «Comentarios reales de los Incas» y «La conquista del Perú» (segunda parte de los comentarios). Libros escritos por Garcilaso el inca. 
Después de leer los tres libros con avidez, quise recorrer aquellas tierras a lomos de mi caballo metálico con alforjas , a la misma velocidad que aquellos aventureros, parándome a dormir donde se terciare. 
Gracias al inca Garcilaso uno aprende a amar  más aun a los indios nativos así como a sus conquistadores. Conquistadores que mezclaron su sangre con aquellos indígenas. 
Hoy, cuando vives y respiras aquellas tierras, puedes comprobar que siguen allí aquellos oriundos, con sus rasgos característicos muchos de ellos, en cualquier pueblo de los Andes o la selva amazónica.

  Siguen allí 









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